En román paladino Isabel DuránDirectora de Madrid Médico Entre Georgia y Moldavia, ahí está España. Y no nos refe-rimos a la balcanización ni a la situación geográfica sino al triste ranking de las personas que al llegar al final de sus vidas carecen de los cuidados paliativos necesarios. ¿Es esta una champions league cuya gestión solo debe ocupar y preocupar a los médicos y profesionales sanita-rios? No debiera ser así, desde luego. El 9 de octubre se celebra el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, una fecha para conmemorarlos. En la Euro-pa del Estado de Bienestar, y más concretamente en el país donde nos vanagloriamos de contar con uno de los mejores sistemas sanitarios y con muchos de los más excelentes profesionales de la medicina del mundo –a pesar del terrible test de estrés al que nos ha sometido la pandemia–, nuestro querido país, anda en la zozobra más absoluta si atendemos al estudio que realiza el At-las de los Cuidados Paliativos en Europa. Hemos descendido del puesto 5 que ocupaba en su pri-mer informe de 2007 al 31 en su última investigación de 2019. Es decir, nos encontramos a la cola de los 51 paí-ses analizados. En trece años el declive resulta funesto para los casi 47 millones de personas que vivimos en Es-paña puesto que se traduce en un dato demoledor: cada año 80.000 personas no pueden recibir las atenciones paliativas que requieren y mueren con dolor. Espantoso. Inenarrable. ¿Por qué no lo remedian legisladores y gobernantes? No es tan difícil. La fórmula de nuestros socios europeos es sencilla: establezcamos una ley nacional de cuidados pa-liativos; creemos una especialidad en la materia; dote-mos de recursos al sistema (nos triplican los de Alema-nia, o Francia); hagamos caso de las indicaciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) o de los doctores expertos que como Javier Rocafort, Alberto Alonso o Borja Montero toman la palabra en este núme-ro de Madrid Médico para proponer soluciones. Seamos optimistas como el Dr. Rocafort y hagamos todo lo posible para que los cuidados paliativos integrales sean un derecho de toda persona y que se implanten con equi-dad para que no quede nadie atrás. Esperemos que los “Cuida2 de Principio a Fin” promovidos por el ICOMEM de consuno con el CGCOM, CODEM y la POP, la plataforma que integra a más de 1.400 asociaciones de pacientes, continúen dando sus frutos para que las cosas cambien. •