el nacimiento de una estación En la España del XIX, el tren reflejaba la mentalidad vigente… y el dinero disponible. por JP Zurdo La Estación del Norte (hoy, intercambiador de Príncipe Pío) nace para enlazar Madrid con las líneas ferroviarias que empezaban a coser esa mitad del mapa. Como el presupuesto era el que era, el proyecto avanza a trechos. Por cierto, la cercanía del Palacio Real allá en lo alto no es casual, la reina Isabel II veía con buenos ojos un apeadero ferroviario a sus pies. En 1861 se instala un primer servicio de viajeros. En 1877 arranca la construcción de la estación, con piezas de la armadura prefabricadas en Francia y Bélgica. Hasta 1928 no concluye el edificio de cabecera. Y tanto el incre-mento de viajeros como las sucesivas generaciones de maquinarias explican las renovaciones desde entonces. En la imagen, de 1951, Entrecanales y Távora instala unos nuevos asientos de vía (la base que sostiene y une rieles y traviesas), más los topes encargados de absorber la energía cinética del tren en su parada. Ese conocimien-to le venía de casta porque sus antecedentes se remontan precisamente a 1861, cuando se funda la compañía MZOV para explotar una de las primeras líneas de la España sep-tentrional.