Espíritu gregario Nobleza innata Espíritu depredador Plasticidad y espectáculo Espíritu gregario y capacidad de adaptación El podenco, en todas sus razas es un animal gregario (de manada), lo cual hace que su cazar sea siempre colaborativo, tanto con el resto de perros que cacen con él como con su due-ño, al que debe identificar como el líder de su manada. Además, dentro de su propio grupo de caza establecen jerarquías, en las que, en oca-siones, ellos son los líderes tras su dueño. Esto hace que el podenco no cace para su dueño como en otras razas, sino junto a él. Este pun-to es muy importante a la hora de entenderles en el campo y de sacarles el mejor partido. El podenco, por lo general, intentará resolver los lances de la forma más eficiente posible para la manada. Es un depredador nato y eso, a quien lo sabe entender, valorar y disfrutar, le engan-cha mucho a este tipo de perros. La capacidad de adaptación del podenco es una cualidad asombrosa: según la modalidad, el terreno y los perros con los que cace, el podenco es capaz de aprender y de adaptar su forma de cazar a como lo haga el resto, mejo-rando siempre la eficiencia de la manada. No es raro ver a podencos hacer muestras más propias de otro tipo de razas, haciendo cobros en agua o como perros de cobro en puesto fijo, cualidades que no tienen por qué ser pro-pias de este tipo de perros, pero que éstos son capaces de aprender a la perfección. Podenco andaluz. Nobleza innata y un carácter cada vez me-jor seleccionado Si algo caracteriza al podenco, en cualquiera de sus razas, es su nobleza natural. Su carác-ter gregario, mencionado anteriormente, hace que sea un perro de su dueño, en ocasiones «sólo» de su dueño… Su fidelidad es innata, por eso el cobro en estos perros no hay que enseñarlo (sí que se puede reforzar), ya que su nobleza hace que lo hagan de forma natural. Sólo un escaso vínculo con su dueño, algún mal vicio o mala ex-periencia quebrantarían esa cualidad tan destacable en el podenco. Por otra parte, su carácter sumiso y mimoso le convierte en un tipo de perro que engatusa y enamora al que trata con él. A pesar de su fama de tímido y miedoso con los humanos (durante años se han seleccionado así porque se criaban y vivían sueltos en el campo, cazando para entregar piezas y sustento sólo a su dueño, no dejándose tocar por nadie más), cada vez hay más concienciación sobre la impor-tancia de seleccionar perros con un carácter equilibrado. La relevancia de una correcta socialización desde peque-ños también está calando cada vez más entre cazadores y criadores, y el resultado está siendo la selección de po-dencos, no sólo cada vez más sociables y equilibrados de carácter, sino ejemplares con una calidad funcional cada vez mayor con sus dueños. Ese carácter fiel y sumiso, esa selección de perros más equilibrados, junto con su espectacular morfología y un mejor conocimiento y difusión de las diferentes razas, está provocando que cada vez suscite más interés como animal de compañía, no sólo en España, sino también en muchos países de Europa. Podenco orito español. Espíritu depredador y de inquebrantable cazador Si hablamos de podencos tenemos que hablar de depredación: se trata de perros que utilizan y se guían por los cinco sentidos a la hora de cazar (algo que sucede igualmente con zorros y lobos), a la par que demuestran una inteli-gencia y un espíritu de depredación asombro-sos. Recordemos que su selección se basaba en perros capaces por sí solos de traer susten-to a casa, por lo que su afán siempre va a ser el de resolver los lances lo más rápido y de la ma-nera más eficiente posible. Aprenden de cada experiencia, por lo que, en cada salida al cam-po, resultan cada vez más eficientes. Da igual si la presa es un conejo, un jabalí, una perdiz o un ciervo, los podencos llevan la caza en la sangre y no se arrugarán ante ninguna de ellas. Sí que hay razas más propicias para cada una, pero en líneas generales ningún podenco hará ascos a ninguna, más que nada, porque lle-van la depredación en sus genes. Podencos ibicencos. Plasticidad y espectáculo en el campo Ese afán por la caza, junto con sus dotes físi-cas que lo hacen un animal potente y explo-sivo, propician que en el campo se mueva de forma espectacular, asombrando por su velo-cidad, explosividad y su estilo a la hora de ca-zar, otros de los grandes motivos por los que quienes se interesan por este perro no tardan en engancharse a él e interesarse por cono-cerlo aún más. Cada una de las cualidades antes citadas son las que están haciendo que la conocida «fiebre por el podenco» cada vez afecte a más y más cazadores. Cada vez se crean más y más eventos enfocados a cada una de las razas, ya sean de trabajo o morfológicos que, unidos a la capacidad de di-fusión que las redes sociales ofrecen hoy día, permite que este tipo de perros llegue cada día a más y más personas. En su fama está su supervivencia, pero, a su vez, si no se manejan las razas respetando sus estándares funcionales y morfológicos también puede estar su perdición. La cons-tante aparición de cruces que difuminan las razas, su inte-rés meramente funcional sin interesarse por mantener su esencia morfológica o la adquisición de estos perros basán-dose en modas y sin adquirir un mínimo de conocimientos sobre ellos, pueden resultar tremendamente dañinos. En todo caso, mientras haya cazadores, siempre habrá po-dencos y si no lo crees, tan solo te invito a que pruebes uno.