33 Cuidados a Domicilio > Medicina Paliativa Durante el último siglo, y sobre todo en las prime-ras décadas de éste, la identificación de muerte con fracaso médico ha sido la causa fundamental de una cierta desaten-ción a los cuidados de los pacientes al final de su vida y a la asistencia a sus familiares. La práctica de Cuidados Paliati-vos, que en algunos países se reconoce como especialidad, surge de la inquietud de algunos profesionales sanitarios por dar respuesta a esa situación. Los Cuidados Paliativos abarcan el conjunto de cuidados activos dispensados a los pacientes con una enfermedad evolutiva en estado avanzado, de alta complejidad o que se encuentran en el final de su vida. Su objetivo es garantizar al paciente y a su familia la mejor calidad de vida posible, a través del control sintomático y de la atención a sus ne-cesidades psicológicas, sociales y espirituales. El domicilio debería ser el medio asistencial ideal hasta el final, si ello fuera posible, respetando las preferencias de los familiares y del paciente. Son pilares básicos de la intervención paliativa en domici-lio: la valoración integral; el bienestar y control sintomáti-co como objetivo terapéutico fundamental; la autonomía y dignidad del paciente; la intensificación de los cuidados; el abordaje multidisciplinar; la continuidad asistencial, básica para afrontar las múltiples necesidades de estos pacientes (ello exige superar las barreras organizativas de los distintos niveles asistenciales y establecer mecanismos de coordina-ción adecuados); la prevención de situaciones de crisis; el apoyo a la familia y al cuidador principal y la intervención en duelo. Todo lo enumerado no dejan de ser datos, pero, como pro-fesional médico y ser humano que trabaja en un Equipo de Atención Domiciliaria, me gustaría focalizarme en lo que sig-nifica para mí cuidar, esencia de la atención a mis pacientes. Cuidar es atender al otro, tener compasión, empatía, que re-conozca su vulnerabilidad marcada por la finitud y el límite. Cuidar es velar por su bien, es acompañarle sin necesidad de indicarle el camino a seguir. Cuidar es salvar de una soledad no deseada, tener en cuen-ta sus valores y creencias y querer estar hasta el final, ayu-dándole a cerrar con dignidad su trayectoria vital y poder disfrutar de los pequeños o grandes momentos que le va ofreciendo la vida. Cuidar es acercarme como ser humano, mirar, tocar con la conciencia de lo que es; que, al aproximarme, mis gestos y miradas estén impregnadas de la confirmación del otro, para hacerle sentir que es más de lo que puedo ver. Y cuidar es atender también a familiares y amigos, que tam-bién se merecen que el camino que les queda por reco-rrer juntos sea, a pesar de la tristeza de la pérdida, el mejor posible, de forma que los cuidados recibidos y el acompa-ñamiento en su despedida sean recordados con gratitud y serenidad, aunque la tristeza jamás desaparezca. Siempre recordaré, como un regalo, una frase que nos dejó la hija de una paciente tras atenderla hasta su fallecimien-to,: “Sois expertos en nadar entre las aguas turbulentas que separan la vida y la muerte, e intentáis que todos lleguen a buen puerto: los que se van a la otra orilla y los que se quedan en esta”. • Dra. Josefina Hontanilla Calatayud – Médico del Equipo de Soporte de Atención Paliativa Domiciliaria, Dirección Asistencial Norte de Madrid – Miembro de la Junta Directiva de la Asociación Madrileña de Cuidados Paliativos Una visión integral e integradora Cuidados en atención paliativa domiciliaria “Sois expertos en nadar entre las aguas turbulentas que separan la vida y la muerte, e intentáis que todos lleguen a buen puerto: los que se van a la otra orilla y los que se quedan en esta”