La Atención Primaria (AP) es “integral, integrada, continua, accesible, multidisciplinaria, participativa y de alta calidad, y representa una herramienta poderosa para la equidad en el país. Para que alcance el liderazgo que le corres-ponde, tiene que proporcionar servicios eficientes, de alta calidad y seguridad, en tiempo y condiciones adecuadas, en el lugar apropiado y por profesionales competentes, motivados y adaptados a la demanda o problema de salud” . Así es como se reflejan los pilares básicos de la Atención Primaria en la Declara-ción de Alma-Ata, refrendados en Astaná y recogidos en el Marco Estratégico de Atención Primaria del Ministerio de Sanidad en abril de 2019. Pero la realidad es que el médico de Atención Primaria está in-merso en un sistema sanitario ávido de resultados y se encuen-tra en la primera línea de la salud individual y comunitaria. Es el eje modulador de la mayoría de los problemas de salud de las personas. En Atención Primaria afrontamos el 90 % de los problemas de salud. Desde las patologías más simples a las más complejas hasta la gestión poblacional de amenazas como la pandemia COVID, urgencias y situaciones sociofamiliares. No trabajamos de manera muy distinta a cómo se ejercía la medicina de familia hace décadas, pero las necesidades y las demandas de los pacientes han cam-biado. Nos enfrentamos a la realidad sociocultural cambiante, al envejecimiento poblacional, a nuevas epidemias no solo infecciosas, a extensas patologías deri-vadas de nuestros hábitos de vida y, a veces, a barreras lingüísticas y culturales. “Los aplausos y el agradecimiento no han servido para mejorar” “Si la Medicina es la más pura expresión de la condición humana, en la Atención Primaria es donde más y en mayor medida se manifiesta”