12 Madrid Médico • Nº148 Mayo 2021 bilidades médicas de esta tecnología[5]. Otras enferme-dades candidatas a este tra-tamiento son la B-talasemia, la anemia depranocítica, el síndrome de Kabuki, la amau-rosis congénita de Leber o la degeneración retiniana. Además, aparecen en el hori-zonte otras tan importantes como la distrofia muscular de Duchenne o de Baker, la hemofilia B, la mucopolisacaridosis y la fibrosis quística. También hay una veintena de ensayos clínicos en marcha para combatir diversos tipos de cáncer: neoplasias hemato-lógicas de células T o B, leucemia linfoblástica, linfomas no Hodgkin, carcinomas de células renales, hígado, vejiga, ova-rio, esófago, pulmón, etc. Destacan los proyectos que forta-lecen el sistema inmunitario frente a las células tumorales, editando genes que codifican unas proteínas receptoras de antígenos (CARs, Chimeric Antigen Receptors) en las células T del sistema inmune. De este modo, se capacitan para reco-nocer y atacar a las células cancerígenas. Una espectacular aportación a la inmunoterapia. Riesgos e implicaciones éticas de la utilización de CRISPR Al igual que con otros avances médicos, al margen de los aspectos técnicos, cada nuevo uso potencial de la edición genómica con CRISPR suscita cuestiones éticas si no hay un control adecuado. Las preguntas importantes se refieren a: I) sopesar los beneficios potenciales con el riesgo de daños no intencionales; II) cómo regular el uso de la edición del geno-ma; III) cómo conjugar las aplicaciones clínicas con otros inte-reses sociales o políticos; y IV) cómo respetar las inevitables diferencias legislativas y culturales entre países sobre el uso de esta tecnología. De cualquier modo, no es lo mismo modificar regiones del genoma con fines de salud que con fines de mejoramiento (estético, físico, mental o de cualquier otro tipo), como per-siguen los transhumanistas. Tampoco es prudente aplicar CRISPR en embriones. Sin embargo, hay abusos en China, EE.UU. y el Reino Unido, aunque salvo en un caso en China, nadie ha llegado a implantar embriones editados con CRISPR. La producción de alteracio-nes no deseadas o mosaicis-mos, o simplemente el fra-caso de la edición genética, implicaría hacer un diagnós-tico preimplantatorio y elimi-nación embrionaria. Lo cierto es que cuanta más tecnolo-gía genética intervenga, más riesgo hay de que se produzcan modificaciones genéticas desconocidas o epigenéticas. Si llega a implantarse, las con-secuencias podrán manifestarse en el embrión en su etapa adulta o en futuras generaciones. • Nicolás Jouve – Catedrático emérito de Genética. Universidad de Alcalá REFERENCIAS: [1] > Mojica FJ, et al. Transcription at different salinities of Haloferax mediterranei sequences adjacent to partially modified PstI sites». Molecular Microbiology 1993; 9: 613-21. [2] > Kosicki M. et al. Repair of double-strand breaks induced by CRISPR–Cas9 leads to large deletions and complex rearrangements» Nat Biotechnol 2018; 36: 765-71. [3] > Doudna, J.A., Charpentier, E. «Genome editing. The new frontier of genome engineering with CRISPR/Cas9». Science 346 (6213) (2014)1258096. [4] > Frangoul H, et al. CRISPR-Cas9 gene editing for sickle cell disease and β-thalassemia. N Engl J Med 2020 [5] > Coller B. Ethics of human genome editing. Ann Rev Med 2019; 70: 289-305. “No es lo mismo modificar regiones del genoma con fines de salud que con fines de mejora estética, física o mental, como persiguen los transhumanistas”