cía-Hernández destacan que este edificio “tenía todas las cubiertas de zinc y se había realizado si-guiendo diferentes sistemas cons-tructivos en un intento de alarde técnico, a modo de muestrario y como si de una gran valla publici-taria se tratase, siendo también de zinc moldeado y estampado el de-corado de las fachadas y de la ma-yor parte del interior, adornando guardapolvos, ménsulas, repisas, cornisas, esquilfes y artesonados”. Y es que, según se contaba en aquel momento, solo la cubierta contenía más cantidad de zinc que cualquier otro edificio europeo. Una esquina singular. La biblio-teca digital Memoria de Madrid ex-plica que el edificio principal “aprovecha la disposición en esquina del solar para desarrollar dos alas rectangu-lares a ambos lados del núcleo central, que se enfatiza con torreón y cúpula, y que acoge una magnífica esca-lera imperial. La diferencia de rasantes del solar permitió que se destinase la planta baja a almacén, formado por un gran espacio de dos crujías a la calle de Bailén y plaza de España y una gran nave cubierta con armadura me-tálica y vidrio en la zona trasera, que es un gran ejemplo de arquitectura industrial en hierro”. La superficie de la sede de la Compañía Asturiana de Minas supera los 4.500 metros cuadrados. La parte principal ocupa 2.500 metros cuadrados, y está dividida en tres pisos de unos 700 metros cuadrados cada uno. En la planta baja (diferenciada en la fachada por un zó-calo en el que se abren arcos de piedra) se situaron los almacenes, con 1.300 metros cuadrados, mientras que las plantas superiores, realizadas en piedra y ladrillo y a las que se accedía por la escalera de alabastro calado © Actividades y Servicios Fotográficos, S.L. Publicada en el Tomo 1 de Arquitectura de Madrid readaptación Recuperar el esplendor del pasado para su nueva vida como centro cultural es el objetivo de la rehabilitación de este edificio que, se espera, comience a principios de este año 2024. Vecinos ilustres Con sus casi 37.000 metros cua-drados de superficie, la plaza de España cuenta con un impresionan-te catálogo arquitectónico, del que la Compañía Asturiana de Minas forma parte. Junto a ella destacan otros inmuebles que, en su momen-to, llegaron a ser un prodigio de los avances técnicos. Es el caso del Edificio España, construido en 1953 y que, con 117 metros de altura, fue el rascacielos más alto de la capi-tal. Los arquitectos Julián y Joaquín Otamendi, dada la escasez de hierro que había en aquel momento, pre-sentaron un edificio en hormigón armado, que fue pionero en la épo-ca. Posteriormente, ambos herma-nos proyectaron la Torre de Madrid, también en hormigón armado, que ostentó durante años el título de edificio más alto del mundo. Aquí incorporaron avances como el aire acondicionado o los ascensores rápidos, que dieron el toque de color a una época en blanco y negro. Contemporáneos a la Compañía Asturiana de Minas son la Casa Gallardo y la iglesia de Santa Teresa y San José, ambos edificios en la confluencia con la calle de Ferraz. La Casa Gallardo (llamada así por sus propietarias) se ejecutó entre 1911 y 1914, bajo la direc-ción de Federico de Arias Rey, y es uno de los ejemplos más destacados del art nouveau que existen en Madrid. En cuanto a la iglesia de Santa Teresa y San José, construida entre 1923 y 1928 según proyecto de Jesús Carrasco Muñoz, presenta un estilo mixto entre el medievalismo (con su fachada almenada) y el modernismo, y destaca por su cúpula revestida de mosaico en trencadís de colores. © Stefano Politi Markovina / Alamy Stock Photo