pROcesos y materiales el que se encuentra y a las prestaciones requeridas. El primer aspecto que condicionará la rehabilitación de la cubierta es su uso. Si este es limitado a efectos de mantenimiento o es no transitable, se puede optar por sistemas sin demolición de la cubierta existente, que permiten aislar e impermeabilizar en la misma actuación. Por el contrario, si la cubierta es transitable, deberemos finalizarla con un pavimento apropiado. En función de este nuevo uso que se le pueda dar a la cubierta, si se opta por no demoler la cubierta exis-tente, debemos tener en cuenta la sobrecarga en la misma. Al aumentar el aislamiento, es muy probable que se modifique el acceso, que hace que pueda ser nece-sario desmantelar la cubierta existente para modificar las pendientes. 4. Ejecución de la rehabilitación sostenible. Tan impor-tante es el diseño como una correcta instalación. Para ello, AIFIm recomienda contar con empresas profesiona-les como las asociadas a ANEDI y AISLA, y contar con una Dirección Facultativa para realizar el seguimiento de la obra y resolver cuestiones técnicas que vayan surgiendo. En este sentido, la recuperación de materiales y una adecuada gestión de los residuos contribuyen a una re-habilitación sostenible. 5. Cubierta rehabilitada. La renovación de la cubierta implica un plan de mantenimiento para garantizar a largo plazo su vida útil. Y esto comienza por mantenerla lim-pia y libre de restos. Se recomienda llevar a cabo una limpieza anual y revisar todos los elementos de anclaje o fijación del soporte, asegurando y reparando, en su caso, los defectos observados. Una cubierta bien ejecutada, además de por materia-les de impermeabilización con calidad garantizada (DAP), también tendrá que contar con el aislamiento adecuado y con otros muchos componentes como instalaciones o placas solares que van a influir en su comportamiento energético final y en su durabilidad. Las subvenciones procedentes de los fondos Next Generation para la rehabilitación energética de edificios y viviendas promueven la eficiencia energética. Es por ello que su cuantía dependerá del porcentaje de ahorro energético logrado tras la intervención –se acreditará a través del Certificado de Eficiencia Energética un ahorro mínimo del 30% en consumo de energía no renovable– y podrá variar entre el 40% y el 80%, fijándose un im-porte máximo de 3.000 euros por vivienda y de 18.800 euros en el caso de las rehabilitaciones integrales tanto de unifamiliares como de edificios. Cubierta y crear zonas verdes. Las cubiertas ajardinadas presentan numerosas ventajas con respecto a las tradi-cionales, de ahí que se haya incrementado su instala-ción, especialmente en edificios públicos, pero también privados, en los últimos años. Esta superficie ajardinada minimiza la absorción de calor de la envolvente térmica, así como ofrece un me-jor aislamiento acústico, contribuyendo así a un ahorro energético de los edificios y un mayor confort en su interior. Según la norma UNE 104401:2013, una cubierta verde tiene que tener una pendiente de entre el 1% y el 5%. Además, en este tipo de cubierta la impermeabiliza-ción se debe realizar con sistemas adheridos y asegurar la compatibilidad y la estabilidad de la capa aislante con la membrana. Ahora bien, si el fabricante de la capa de impermeabilización dispone de Documento de Idonei-dad Técnica (DIT), que así lo incluya, se podrán realizar cubiertas ajardinadas sin pendiente. Las cubiertas verdes están diseñadas para asegurar la estanqueidad al agua en el interior de los edificios. Por ello, incorporan capas de drenaje y filtración para asegurar el correcto desarrollo de la vegetación. Una de las ventajas que aportan este tipo de cubier-tas es su gestión de las aguas pluviales, siguiendo un principio similar a lo que en Europa se denomina Blue Roof. Los Blue Roofs se basan en la correcta canalización de las escorrentías provocadas por las lluvias torrencia-les. Los sistemas de filtrado y drenajes van a ayudar a una absorción del agua caída y van a canalizarla limpia y libre de restos hacia los desagües, evitando así la sa-turación y atascamiento de los sistemas de evacuación. En función del uso que vaya a tener la cubierta, de-beremos determinar el tipo de cubierta verde a instalar. En caso de hacer un uso activo de la cubierta, se deberá optar, en general, por una cubierta verde intensiva con vegetación acorde al uso. En cambio, si la cubierta va a ser no transitable, en general se optará por una cu-bierta verde extensiva con plantación de escaso man-tenimiento. Es muy importante que el forjado y la estructura del edificio estén diseñados para soportar la carga por me-tro cuadrado del sistema completo saturado de agua. Rehabilitación sostenible. Para poner de manifiesto la importancia de la impermeabilización y aislamiento de la cubierta en las obras de rehabilitación, nuestra asociación ha lanzado una campaña para informar a los ciudadanos del valor que tiene mantener esta parte del edificio en óptimas condiciones para asegurar su sostenibilidad, seguridad y salubridad. Para ello hemos contado con la colaboración del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), la Asociación Nacional de Especialistas en Im-permeabilización (ANEDI) y la Asociación de Instala-dores de Aislamiento (AISLA), que han realizado una revisión completa del documento con aportes técnicos. Según Juan López-Asiain, responsable del Gabinete Técnico del CGATE, “el potencial de rehabilitación de edificios y viviendas en España es muy alto, por lo que este tipo de campañas son muy importantes para que la renovación de cubiertas, apoyada por las subvencio-nes de los fondos Next Generation, sean una realidad en nuestro país”. López-Asiain ahonda en la necesidad de contar con profesionales cualificados tanto para las intervenciones necesarias, como para ayudar, asesorar y acompañar a los ciudadanos en la gestión de la solicitud de ayudas”. Eficacia, facilidad de instalación y la gran oportuni-dad que ofrece el momento actual son las tres razo-nes principales por las que es fundamental rehabilitar la cubierta, dice Álvaro Pimentel, secretario general de AISLA. “Es una actuación eficaz, porque estimamos que, por la cubierta, se escapa entre el 30% y el 40% de la energía de calefacción y refrigeración. Es fácil porque la cubierta plana suele ser fácilmente accesible, no te-nemos problemas de incremento de espesores y pode-mos actuar directamente sobre la solución existente”, destaca. “Y, por último”, añade, “es oportuno porque las cubiertas son elementos que requieren mantenimiento periódico, o mejoras como la instalación de paneles fo-tovoltaicos, y qué mejor que aprovechar una de estas actuaciones para mejorar las prestaciones térmicas de este cerramiento”. De la misma opinión es Moisés Martínez, vicepre-sidente de ANEDI, para quien “rehabilitar las cubiertas por medio de una nueva impermeabilización supone el fin de patologías tan importantes como las humedades y filtraciones de agua, que aparecen con el paso de los años”. E insiste en que no hay que caer en el error de parchear las cubiertas, realizar reparaciones puntuales, “pues muy rara vez dan resultados y suponen un coste altísimo dada su escasa eficacia”. Desde AIFIm (ASSA, BMI, Danosa, KRYPTON Che-mical, RENOLIT ALKORPLAN, Sika, SOPREMA) recor-damos que actuando sobre la cubierta de un edificio se logran importantes ahorros de energía, cercanos al 30%, y es una oportunidad única para conseguir ayudas y renovar un parque de viviendas caracterizado por su antigüedad. •