Borde portuario / URBANISMO en el pavimento, que se produce de manera transversal al sentido de la marcha, influye en la velocidad y en la atención, recordando la preferencia peatonal y la refe-rencia a una trama urbana. Aprovechando el ensanchamiento de la calle y el re-tranqueo de las viviendas, en la zona de Barranqueira se plantea una plaza de granito y tierra, donde se reu-bica la fuente del paseo, extendiéndose como plaza de camelios. Se utiliza el porte y la posición del arbolado, tanto de las palmeras que se mantienen como de los nuevos abedules, arces y camelios, para establecer lí-mites y acondicionar el uso de los diferentes espacios. A la altura de la plaza de España, en el interior del núcleo y, en cierto modo, como un contrapunto a ella, se define una estructura de postes y vigas cruzadas de madera (espazo secadoiro), que recuerda los secaderos de redes y que sirve de soporte a cubriciones tempo-rales para el desarrollo de actividades diversas (cine y exposiciones al aire libre, conciertos, mercado…). Un poco más adelante y del lado del mar, en el espa-cio más amplio, se definen dos grandes superficies: una libre (praza do Porto), que sirve para la celebración de actividades conmemorativas y festivas, en la que coge la carpa para la fiesta; y otra, de pavimento terrizo y arbo-lada, que complementa a la plaza anterior y da comienzo a un aparcamiento-arboleda que se extiende hasta el espaldón portuario. El paseo por el borde del puerto es una extensión del que viene desde el cruceiro y está concebido como un plano inclinado que produce un resalte de 45 cm con el paseo que funciona como banco a lo largo del recorrido. La conexión entre ambos se hace por medio de pequeñas rampas que lo cruzan como prolongación de las calles hacia el mar. En la zona final, entre la ex-tensión de árboles que se prolongan desde la plaza, se construye un nuevo edificio de usos náuticos. Conce-bido para que se pueda compartimentar y funcionar con dos programas de forma simultánea o independiente, su forma responde a esa necesidad de doble acceso, con dos porches, pero también a la optimización de circula-ción y configuración del aparcamiento. La forma de este inmueble aprovecha el espaldón como pared, dejando patios y una separación para ca-minar, dándole un final que ahora no tiene y creando un mirador hacia el monte Louro en esa zona (miradoiro tendedeiro), que sirve de fondo de la actuación, con el paisaje de la ría Muros y Noia. Construcción. Las condiciones del proyecto como es-pacio principal de acceso al núcleo y a su puerto, reco-rriendo la totalidad de su fachada al mar, han supuesto un proceso de obra complejo y condicionado por las necesidades para mantener las actividades. Son varias las actuaciones previas o simultáneas que se han tenido que acometer, destacando la delimitación y construcción de un vial provisional durante la ejecu-ción, el desmontaje y traslado del hórreo pieza a pieza, la restauración del cruceiro, el ajuste de las entradas al mar, con un pantalán de amarre afectado y trabajando sobre la escollera, o la construcción del mirador al final del espaldón sobre la escollera y rocas existente. La urbanización se hace mediante pautas similares en toda la obra, combinando el pavimento continuo de hormigón desbastado, la tierra y piedra local (granito de Barbanza). El paseo al borde del mar tiene un matiz di-ferente, pues la posibilidad de ampliación y vuelo sobre el muro o la escollera llevó a utilizar piezas prefabricadas de hormigón desactivado. La piedra, trabajada de diferentes maneras –como bloque esculpido recto, curvo o vaciado; en losa de gran espesor, o como piezas especiales en forma de canal (rigola) o bordillo–, es el material principal que conecta con la memoria del lugar, la tradición de sus canteros y la historia de la villa. En el secadoiro, un entramado doble de rollizos de 20 cm de diámetro de pino tratado, se interpreta la tra-dición mediante el acuñado sobre las bases de piedra y la utilización de uniones con largos espigos de madera, de 2,5 cm. La intención de que el edificio pase desapercibido, arrimado y de la misma altura que el espaldón, condi-ciona su forma y materiales, respondiendo el hormigón visto de la estructura y los paneles prefabricados de ce-rramiento a la continuidad del fondo con el pavimento. Una pasarela hecha con chapa y religa de acero gal-vanizado permite el recorrido libre por la cota alta del espaldón. Un itinerario nuevo para ver, metido entre la cubierta verde del edificio a un lado (hecha con tepe de sedum) y el muro de piedra del espaldón al otro. Abajo, el mirador del tendedeiro, concebido como una plataforma de bordes horizontales de piedra que apenas toca la escollera y mira hacia el monte Louro, deprime su centro para implementar la sensación de seguridad y recoger el agua de lluvia y de los temporales. Esta intervención ha supuesto la reconstrucción de un borde litoral urbano que había perdido sus lugares de interés. • materiales La piedra de granito de Barbanza y el hormigón desbastado son dos de los materiales empleados en esta obra realizada frente al mar.