Los alimentos que protegen nuestros dientes Grasas y salud bucal. Las grasas son macronutrientes esenciales para nuestra salud, que el organismo utiliza para muchas funciones, como produ-cir energía, absorber las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) y los ácidos grasos esenciales (ácido linoleico y linoléni-co), pero no todas las grasas son iguales. Las grasas trans, pro-cedentes de productos ultraprocesados y bollería industrial, y las saturadas, que se encuentran en la carne roja, leche entera, quesos, mantequilla o helados, tienen la capacidad de inducir inflamación si se comen en exceso. “Esta inflamación afecta también a las encías y los estudios nos dicen que las personas con una dieta basada en este tipo de grasas pueden tener un mayor riesgo de sufrir periodontitis. Sin embargo, las grasas insaturadas –mono o poliinsaturadas–, presentes en el aceite de oliva, el aguacate o el salmón, además de reducir los trigli-céridos y el colesterol LDL, tienen capacidad antiinflamatoria”, explica la representante de la SEPA. La fruta y el azúcar “bueno”. El tipo de azúcar consumido también juega un papel impor-tante en el desarrollo de la caries e inflamación de las encías. Como señala Óscar Castro, “los estudios en animales mues-tran un mayor potencial para desarrollar caries de la sacarosa (azúcar común), comparativamente a otros azúcares, como la fructosa, la maltosa, la lactosa y la glucosa. Aunque, eso sí, las frutas es preferible consumirlas enteras en vez de exprimirlas en zumos, especialmente las cítricas (naranja, pomelo, limón o mandarina). Si se toman en zumo, tienen menos fibra, su pico glucémico es más alto (los niveles de azúcar en sangre aumen-tan rápidamente) y existe un mayor riesgo de provocar erosión dental”, añade. Pero si hay una fruta que sea la preferida de nuestra boca esa es, sin duda, la manzana. El mito de que este alimento es un dentífrico natural tiene su fundamento. Es decir, que no susti-tuye al correcto cepillado dental, pero sí que lo complementa. “Se trata tan solo de una representación gráfica de la importan-cia que tienen en general los alimentos ricos en fibra –como la manzana, pero también a la zanahoria o al apio– en la preven-ción de la caries, al ayudar a la autolimpieza dentaria –estimula la producción de saliva– y a la eliminación de la placa bacteria-na. Pero siempre teniendo en cuenta que hay que seguir laván-dose los dientes”, explica Cristina Serrano. Alimentos sanos, pero ácidos. Algunos alimentos consumidos habitualmente y considera-dos sanos son muy ácidos, como el limón y otros cítricos. Sin embargo, aunque son saludables para el organismo, y también influyen positivamente en la salud de las encías, pueden no ser tan apropiados para el esmalte y la dentina de los dientes. La erosión dentaria que pueden producir los ácidos de la dieta depende sobre todo del pH de las diferentes sustancias y del tiempo de exposición a dicho ácido. El esmalte puede empezar a disolverse con un pH de 5-5,5 (las mandarinas presentan un pH de 2,92). “No solo se producen erosiones, sino que el ácido también elimina el barrillo dentinario, que es una sustancia que tapona los microtúbulos que existen en la dentina, y que aísla al diente. Al perderse el barrillo, se produce hipersensibi-lidad dentaria, en relación con estímulos térmicos, e incluso al cepillado”, explica la odontóloga. Por ello es importante conocer cuáles son los ácidos ocultos en la comida y bebida y, en función de ello, intentar reducir su consumo, tanto en frecuencia como en cantidad. “Por ejemplo, las personas con hipersensibilidad dental pueden reemplazar los vinagres de vino y manzana por vinagre balsámico, que pro-duce menor erosión dental. En lugar de tomar un kiwi en ayu-nas todas las mañanas, alternar con otras frutas menos ácidas, beber el agua con limón con pajita y, después, enjuagarse abun-dantemente con agua”, aconseja Serrano. Óscar Castro recomienda no cepillarse los dientes inmedia-tamente después de la ingesta de bebidas o alimentos ácidos. “En condiciones normales, a los pocos minutos de la ingesta de estos alimentos ácidos se produce una caída del pH –se vuelve ácido– y la saliva amortigua esa acidez devolviendo los valores a la normalidad en 20-30 minutos. Hasta que transcurren es-tos minutos, el esmalte se encuentra desmineralizado y, por lo tanto, más frágil, de ahí que sea recomendable retrasar el cepi-llado hasta que se restablezca la remineralización”, explica. ¿Todo el día picando? Tras la ingesta de algunos alimentos, se producen picos saliva-les de ácido, que son neutralizados posteriormente por los bi-carbonatos y fosfatos de la saliva, y a partir de ahí, comienza el proceso de remineralización de los dientes. “Si estamos todo el día picando, no damos tiempo a que los dientes lleguen a remi-neralizarse entre comida y comida, y pueden ser más suscep-tibles a las caries, por lo que sería importante alejar entre sí las comidas”, recomienda Cristina Serrano. El sistema nervioso autónomo controla la producción de sa-liva. La mayor secreción se produce antes, durante y después de las comidas. Por ello, “aunque nos cepillemos los dientes por la noche, cuando dormimos se secreta considerablemente menor cantidad de saliva que durante el día. Por tanto, al re-ducirse la cantidad de saliva, también se reduce su capacidad protectora. De ahí, que la ingesta de dulce por la noche, antes de irnos a dormir, pueda ser más peligrosa que si la comemos durante el día”, analiza. cuidado con algunas bebidas. “Estamos observando erosiones muy importantes en los dien-tes de adolescentes y adultos jóvenes por el consumo de bebi-das refrescantes, sobre todo, a los refrescos de cola. Estas be-bidas contienen ácido cítrico, ácido fosfórico o ácido maleico, sustancias con un pH muy ácido (2-3)”, cuenta Cristina Serra-no. Hasta un 17% de los adolescentes del Reino Unido presen-tan erosiones dentales asociadas a este tipo de bebidas. Pero el problema es peor aún en los deportistas. Una inves-tigación estadounidense en atletas universitarios destaca que el 35% presentan erosión dentaria asociada a bebidas isotóni-cas. “Además, las suelen beber en los momentos de mayor des-hidratación, tras la realización del ejercicio físico, por lo que el efecto protector que podría tener la saliva frente al ácido es mucho menor, de ahí que las erosiones sean mayores”, destaca. El tipo y la cantidad de ácido que llevan estas bebidas, ade-más de los azúcares añadidos, van a determinar la capacidad que tienen para disolver el esmalte. También, las cantidades ingeridas. Como destaca el presidente del Consejo General de Dentistas de España, “el consumo esporádico y responsable de estas bebidas tiene un efecto insignificante sobre el esmal-te dental, pero su abuso sí incrementa las posibilidades de desmineralización y la aparición de caries o de erosión dental y sensibilidad”. ¿alimentación Dura o blanda? Independientemente de su composición, algunos alimentos pueden ser perjudiciales para nuestra salud oral por su capa-cidad de adherirse a los dientes y por tener consistencia pega-josa, lo que favorece que las bacterias mantengan la liberación de ácido y comience el proceso de desmineralización y la apa-rición consiguiente de caries. “Las dietas más blandas son peo-res que aquellas que requieren de un mayor esfuerzo y trabajo de la musculatura perioral y mandibular. Se asocian con ma-yor riesgo de caries y de enfermedades periodontales. Por eso, entre otros motivos, es importante mantener una adecuada capacidad masticatoria, reponiendo los dientes ausentes, para evitar empeorar la situación”, explica Óscar Castro. Sin embar-go, alimentos más fibrosos, como las manzanas, producen me-nos residuos en los dientes y, además, estimulan la producción de saliva, porque hay que trabajar más para poderlos masticar y deglutir, lo que contribuye a la limpieza de los dientes. “En el caso de los niños pequeños, forzar la masticación es de vi-tal importancia, ya que estimula el adecuado crecimiento del complejo maxilofacial, y esto está estrechamente relacionado con la articulación de fonemas en el habla”, recuerda la odon-tóloga Cristina Serrano. Sigue leyendo Si comemos alimentos ácidos, debemos esperar entre 20 y 30 minutos para cepillarnos los dientes. Sigue leyendo Los alimentos que protegen nuestros dientes Proteínas. Comer las cantidades necesarias de proteína ayuda a que los menores desarrollen su dentadura correctamente. También previene el retraso en la erupción de los dientes y ayuda a que las piezas sean más fuertes y resistentes. Flúor. Este mineral disminuye el riesgo de caries. Esto se debe a que remineraliza el esmalte dental y disminuye la capacidad de las bacterias para producir ácido. Algunos alimentos con alto contenido de flúor son el pescado, algunos tipos de té y la leche. Alimentos crujientes. Las comidas crujientes con alto contenido de fibra ayudan a la limpieza natural de dientes y encías. Además, estimulan la salivación. Algunos de estos son la manzana, la zanahoria y el pepino. Riboflavina. El déficit de la vitamina B2 ocasiona inflamación en la lengua y en los labios, así como la aparición de grietas en ellos. Alimentos como los huevos, los lácteos, las carnes magras y los vegetales de hoja verde son ricos en esta vitamina. Agua. Es indispensable para mantener una buena salud y nutrición. Además de mantener todo tu organismo hidratado, favorece la producción de saliva y regula la reproducción de bacterias en la boca. Menos alimentos azucarados. Estos productos, en especial los que permanecen más tiempo en la boca, como los caramelos, chicles y similares, aumentan el riesgo caries. Fuente: Javier Ortiz de Urbina, especialista en Odontología e Implantología.