esde pequeña tuve proble-mas con la comida. Recuer-do estar agobiada porque te-nía que hacer la comunión y no iba a poder tragar la forma”. Así recuerda Erika Carayol, de 44 años, su infancia, un tiempo en el que no era capaz de verbalizar lo que le ocurría cada vez que comía. “La primera consulta con un especialista llegó en la ado-lescencia; fue un otorrino que me dijo que no tenía ningún problema. La médica de ca-becera me decía que era anorexia o bulimia, y todos me recomendaban ir al psicólogo. Y yo seguía sin poder tragar, alimentándome a base de purés, alimentos triturados y bati-dos. De vez en cuando tocaba ir a urgencias porque no podía ni tragar agua. Nadie sabía lo que me pasaba”. Comenzó como una enfermedad rara, pero el aumento de casos de los últimos años ha hecho que se hable cada vez más de ella. Te contamos cómo se trata esta enfermedad en la que el esófago se inflama por una reacción alérgica. D