¿Qué ocurre si no llueve? l agua es el recurso más importante para la vi-da en la Tierra. Más del 70% de la superficie del planeta está cubierta de ella, pero la mayor parte es salada. Solo el 2,5% es dulce, y gran parte se encuentra congelada o en acuíferos inaccesibles. Es decir, el agua disponible para el consumo hu-mano es inferior al 0,01%. Y los seres humanos necesitamos agua. Está presente en prácticamente todos los aspectos de nues-tra vida. Juega un papel esencial en la agricultura y la ganadería, en la industria, en la sanidad y el mantenimiento de la salud pú-blica, en el turismo y otras formas de ocio. Todos estos ámbitos están en peligro porque cada vez hay menos agua. más seco y cálido. El cambio climático antropogénico, es decir, el que se produce co-mo consecuencia de la actividad humana y, sobre todo, por la emi-sión de gases de efecto invernadero, es un problema global que nos afecta a todos. La escasez de lluvias en España se ha convertido en una preocupación cada vez más acuciante, especialmente en los últimos años, y abril de 2023 es un ejemplo de ello. Suele ser el cuarto mes más lluvioso del año, por detrás de los meses de otoño. Las lluvias primaverales coinciden con el periodo de crecimiento de muchas especies de cultivo, por lo que son imprescindibles pa- E Sigue leyendo ¿Qué ocurre si no llueve? La vegetación y la lluvia se retroalimentan entre sí. La sequía es mala para las plantas y, sin ellas, mantener las reservas de agua se hace más difícil. En un ecosistema saludable, la vegetación retiene el agua en el suelo con sus raíces; la lluvia que permanece en el terreno aporta agua a reservas subterráneas y ríos, y las plantas devuelven parte de esa agua a la atmósfera, facilitando así nuevas lluvias. Los acuíferos nutren lagos, lagunas y humedales. Río abajo, el agua que llega transporta cantidades moderadas de sedimentos, que nutren los ecosistemas litorales que son, también, un refugio de la biodiversidad. Con menos lluvia y más calor, el suelo se seca y se reduce la vegetación, lo que hace al suelo vulnerable. Cuando llueve, el agua se escurre por la superficie. Los acuíferos se secan y, con ello, las lagunas y los humedales. El agua de la lluvia arrastra y erosiona el suelo, lo que impide que la vegetación vuelva a asentarse, y se produce desertificación. Aguas abajo, el río aporta un exceso de sedimentos al mar, los ecosistemas litorales se desestabilizan, con la consiguiente pérdida de biodiversidad.