Panteón de la Duquesa de Sevillano / edificios con historia A finales del siglo XIX, la ciudad de Gua- dalajara vivió una época de esplendor gracias a María Diega Desmaissières, aristócrata con varias grandezas de Es- paña y poseedora de una gran fortuna que invirtió en educación y cultura. Ella fue la promo- tora de la Casa-Asilo de San Diego (hoy, Colegio de las Adoratrices), del Poblado de las Flores (a las afueras de la ciudad) y del panteón familiar. Y para hacer realidad sus proyectos, en 1882 confió en el trabajo de Ricardo Velázquez Bosco, uno de los arquitectos más solicitados en aquel momento, cuya obra estaba más centrada en los encargos de carácter oficial (como el palacio de Ve- lázquez, en el Parque del Retiro, o el actual Ministerio de Agricultura, ambos en Madrid) que en la construcción para los particulares. Tributo póstumo En una finca de más de 50 hectáreas, Velázquez Bosco proyectó la ejecución de un gran complejo con tres es- pacios diferenciados: un panteón familiar rodeado de un parque funerario, un edificio ocupado por los asilos para las personas más necesitadas y una iglesia dedicada a Santa Micaela del Santísimo Sacramento. Además, había terreno suficiente para incluir una huerta. Este conjunto constituye lo que hoy se conoce como Fundación de San Diego de Alcalá y sus edificios presentan una mezcla de estilos arquitectónicos, algo muy al uso en la época. Aunque aislado con respecto al resto de edificacio- nes, se puede decir que el panteón (“el edificio neo- Uno de los elementos patrimoniales más bellos de la ciudad de Guadalajara es el panteón de María Diega Desmaissières y Sevillano, duquesa de Sevillano, una mujer que dedicó su vida a mejorar la vida de los más desfavorecidos y que quiso tener un último lugar de reposo acompañada por sus familiares más queridos. texto_ Carmen Otto la cúpula del panteón, situado frente al edificio de los asilos, es visible desde varios puntos de la ciudad